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EL ESPÍRITU DE DIOS UNO ES (Segunda parte)

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Mensaje por Admin Vie Mar 17, 2017 5:12 pm

EL ESPÍRITU DE DIOS UNO ES (Segunda parte)

EL ESPÍRITU ES LA REALIDAD TRASCENDENTAL DEL ESPÍRITU DEL DIOS TRIUNO.

Jn 4:24; 14:26; 15:26; 1 Co. 12:3; Jn. 1:1, 14; 1 Co. 15:45b.

El Espíritu es también el Espíritu del Dios Triuno, de la misma manera del Padre y del Hijo. El Espíritu no es un tercio de la parte del Espíritu de Dios, como algunos especulan que es, ni es un poder, como piensan ciertas sectas como los Testigos de Jehová. Él es la realidad de plenitud del Espíritu del Dios Triuno. Cuando Usted recibe al Espíritu, Usted recibe al Espíritu del Dios Triuno en su totalidad: –El PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU-.

I.             DIOS ES ESPÍRITU.

Juan 4:24 dice que “Dios es Espíritu”.

Por esto y otros versículos, sabemos que el Dios Triuno es Él Espíritu. La realidad de Dios, es el Espíritu. Por ejemplo, la realidad de un plato de cerámica, es la cerámica. La realidad del Espíritu del Dios Triuno es Él Espíritu, por eso decimos que: “Dios es Espíritu”.
El Espíritu del Dios Triuno es la unidad perfecta. Nunca podemos pensar, como algunos piensan, que sólo una fracción de esta unidad es el Dios Espíritu. El Espíritu, es el Espíritu del Dios Triuno completo —el Padre, el Hijo y el Espíritu— esto es el Espíritu. Vamos otra vez ver el porqué.

II. EL ESPÍRITU ES ENVIADO POR EL PADRE Y EL HIJO, Y PROVIENE “DESDE Y CON” EL PADRE.

En Juan 14:26 el Señor (el Hijo) declaró:

“Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que Yo os he dicho”.

En Juan 15:26 el Señor añadió:

“Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de realidad, el cual procede del Padre, El dará testimonio acerca de Mí”.

En Juan 14:26 el Hijo dice que el Padre nos enviará al Espíritu en nuestros corazones; (Efesios 3:17)

16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.

En Efesios 3:17 se dice:

17 para que Cristo habite en vuestros corazones por medio de la fe; de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor,

En Juan 15:26 dice que el Hijo mismo enviará al Espíritu.

26 "Pero cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que yo os enviaré de parte del Padre, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí.
                                                                                                                           
Entonces, ¿quién envió al Espíritu: ¿el Padre o el Hijo?
El Espíritu fue enviado por la realidad del Espíritu del Dios Triuno, por el Padre y por el Hijo.
El Espíritu fue enviado por la realidad del Espíritu del Dios Triuno.
Cuando Él Padre envía, Él Hijo envía, el enviar del Hijo, es el enviar del Padre, porque son una única realidad corporal espiritual.
El Espíritu Santo no es simplemente enviado por el Padre, sino juntamente con Él, Él Hijo envia.
Hemos aprendido que la palabra griega “de” significa “al lado de”, y muchas veces significa “desde y con”.
Cuando el Padre envía al Espíritu, El viene con el Espíritu.
El Espíritu viene del Padre. Cuando el Padre envía al Espíritu, El viene juntamente con el Espíritu. El Padre es el origen. Lo mismo pasa con el Hijo.
El Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo. Así que, cuando el Espíritu viene, el Padre y el Hijo vienen en el Espíritu.
Es el Espíritu del Dios Triuno completo quien llega en el corazón del creyente.
Debido que en Cristo está corporalmente la Iglesia y los santos de todos los tiempos, también vienen juntamente con el Hijo.
Y aquí un hecho realmente maravilloso.
Cuando vemos a un hermano, tenemos que ver que, en la realidad de su corazón, no solo está el Espíritu del Dios Triuno, pero está también mi corazón, juntamente con toda la Iglesia, la esposa del Cordero y los Santos de todos los tiempos.
Esto ciertamente incluye a todos los hermanos y hermanas sin distinciones de sus situaciones espirituales, sean carnales o sean espirituales vivos o muertos. Todos están en Cristo. Tu no solo está en el corazón del Espíritu del Dios Triuno, también está en mi corazón y en el corazón de todos los miembros de la Iglesia y cada uno tenemos el deber de ayudar a progresar espiritualmente a los más débiles, para que un día todos podemos tener Cristo formado en nuestros corazones.
Toda la Iglesia está en mi corazón, Israel en su grupo, y todos los Santos en sus grupos también.
Si tú estás en mi corazón juntamente con Jesucristo Glorificado, como mi realidad, tu hace parte verdadera y real de mí ser, cuando estás delante de mí, y cuando estas lejos de mí.
Siempre estará conmigo, juntamente con el Espíritu del Dios Triuno, con toda la Iglesia y a todos los Santos fuera de la Iglesia.
Si yo te causo una pena, no solo la estoy solo causando al Espíritu del Dios Triuno, me la estoy causando a mí mismo como a toda la Iglesia y a todos los Santos fuera de la Iglesia.
Cuando vemos esta realidad como verdadera en nuestros corazones, ¿Cómo podemos ser los autores de chismas, contiendas, envidias, iras, divisiones, tropiezos maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes, dentro de la Iglesia local; cuando ella está completamente y realmente verdadera en nuestros seres aún en estado de arras.
¿Si esto hago?: ¿No estoy alborotando mi proprio corazón? ¿Si somos una unidad no es más razonable cooperar en humildad sabiendo que a la cabeza de nosotros, está el mismo Espíritu del Dios Triuno y hacemos parte de un mismo cuerpo, para un mutuo orden y progreso? ¡El cuerpo del Nuevo Hombre!
Si algo hacemos o no hacemos, es al mismo Espíritu del Dios Triuno que lo estoy haciendo o no.
Hermanos y hermanas, hagamos todo lo posible para acelerar la formación del Espíritu de Jesucristo en nuestros corazones, para que Su humildad y Su sabiduría sea de beneficio a todo Su cuerpo y a toda la Deidad cuando podemos vivir en Justicia y Santidad.

II.           EL ESPÍRITU VIENE EN EL NOMBRE DEL HIJO.

En Juan 14:26 el Espíritu Santo es enviado en el nombre del Hijo, para ser la realidad de Su nombre. Dice Juan:

26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho.

¿Qué significa “en Mi nombre”?

El nombre, es el Hijo mismo; y el Espíritu es la realidad, el Ser del Hijo. Cuando invocamos el nombre del Hijo, recibimos la atención del Espíritu de Dios Triuno, que hace real en nosotros, la realidad del Espíritu del Hijo. ¡No es esto maravilloso!

1 Co. 12:3 dice: Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.

El Hijo se encarnó en el nombre del Padre (Jn. 5:43), dice:

43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís. Si otro viene en su propio nombre, a aquél recibiréis.

Esto es porque el Hijo y el Padre son uno (Jn. 10:30).

30 Yo y el Padre una cosa somos.

El Espíritu viene en el nombre del Hijo porque el Espíritu y el Hijo también son uno (2 Co. 3:17) dice:

17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

Este Espíritu, es el Espíritu del Dios Triuno — ¡el Padre, el Hijo y el Espíritu! Cuando el Espíritu del Dios Triuno es formado en nuestros corazones, estas tres realidades se hacen reales en nuestra vida como una unidad real y verdadera, exteriorizando un poder espiritual que nos hace crecer y producir el fruto del Espíritu Santo.

¡Hermanos y hermanas, esto es lo que tienen que anhelar, todos los Teknón o Nepios en Cristo!
Para finalizar, el Padre envía al Espíritu y viene juntamente con El. Ya que el Espíritu viene con el Padre, el Padre viene juntamente con el Espíritu.
El Espíritu viene también en el nombre del Hijo y con el Hijo.
Cuando el Espíritu viene, el Hijo viene también.

Por lo tanto, cuando el Espíritu viene, toda la Deidad viene juntamente con toda la Iglesia. Todo esto, está vivo y real en nuestro corazón. ¿No es esto maravilloso?

¡Cuán extraordinaria es la capacidad de operar del Espíritu del Dios Triuno! ¡Con razón Satanás se enojó cuando entendió que todo esto estaba reservado para el hombre!

Hermanos y hermanas, todo esto está reservado a los que tienen Cristo formado en sus corazones, por la medida que fueron conocidos antes de la fundación del mundo. Por tanto, desechamos con urgencia, por Gracias y por medio de la fe, toda la vanagloria que nos asedia, y todo lo que nos ofrece el mundo.
Aprendamos a depender exclusivamente del Espíritu del Dios Triuno, y ciertamente muy pronto, podremos producir el verdadero fruto espiritual preparado para nosotros en toda humildad, para la Gloria del Espíritu del Dios Triuno si dejamos al Espíritu Santo de Dios hacer su obras en nuestros espíritu lavándonos y ungiéndonos con el espíritu vivificante que es el Espíritu de Jesucristo Glorificado.

III.         EL ESPÍRITU ES LA REALIDAD DEL ESPÍRITU DEL DIOS TRIUNO.

Consideramos un poco los siguientes versículos. Juan 1:1 dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.

Juan 1:14 declara:

“Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”.

Isaías Is. 9:6 profetizó:

“Hijo nos es dado... y se llamará su nombre... Padre eterno”.

El Verbo, es parte de la esencia del Espíritu de Dios Triuno, Él cual se hizo carne. Esta carne, es la figura de nuestro Señor Jesucristo.
Vemos también, que este Jesús, es parte también del Padre eterno.
En 1 Corintios 15:45 relata que el postrer Adán fue hecho Él espíritu vivificante.

Él Postrer Adán, es Cristo, y Cristo en la cruz, dio fin a la descendencia del primer Adán.
Cristo, por medio de la muerte, resurrección, ascensión y glorificación, se hizo el Espíritu dador de Vida. El espíritu vivificante. ¡Aleluya!
Lo que podemos entender en todo esto, es que el Hijo, quien estaba con el Padre, y quien es la realidad del Padre, fue hecho el espíritu vivificante.

El espíritu vivificante es la realidad, la imagen final, del Dios Triuno, la esencia del Nuevo Hombre económico.

Cuando recibimos al espíritu vivificante, recibimos al Dios Triuno económico con todos sus Santos.

Todo lo que el Padre, planeó y determinó, junto con todo lo que el Hijo ejecutó, conquistó y triunfó, se hace ahora real y verdadero en nosotros corazones y en nuestra vida mediante el lavamiento y la unción del Espíritu Santo. Toda esta realidad, está disponible para nosotros, cuando por medio del Espíritu Santo llegamos a tener Cristo formado en nuestros corazones como espíritu vivificante.
El nombre del espíritu vivificante es: “Señor Jesús”, ya que El vino en el nombre del Hijo.
De manera que, cuando exhortamos: “Señor Jesús”, ¡recibimos al espíritu vivificante, que es el Espíritu del Dios Triuno!
Necesitamos exhortar mediante peticiones diarias, desde la mañana hasta la noche, estemos tristes o alegres, para que el Espíritu de Jesucristo Glorificado nos lave y nos unge con el espíritu vivificante.
Tenemos que aclamarlo siempre en todo momento cuando sepamos qué hacer y cuando no sepamos qué hacer.
En nuestro gozo, y en nuestras tribulaciones.
Cuando estamos creciendo y cuando estamos bajo Su disciplina.
Cuando tenemos que desechar nuestra vanagloria y el mundo. Es cuando el espíritu vivificante puede penetrar más y más en nuestro ser, porque algo ha sido desechado por Gracia y por medio de la Fe.
Siempre con acción de gracia, con toda la seguridad de saber que, Él Espíritu Santo sabe qué hacer con nosotros, y sabe lo que necesitamos, cuando la disciplina, cuando las victorias.
El Espíritu del Dios Triuno, siempre está disponible y siempre estará dispuesto a salvarnos de cualquier circunstancia, incluso de nosotros mismos, que muchas veces somos nuestros más temerarios enemigos. ¡Aleluya! Y ¡Aleluya!

¡Alabamos al Señor que El pasó por un proceso de treinta y tres años, para llegar a ser el espíritu vivificante y debido a este proceso, ha podido darnos Su nombre, para clamarle: “Señor Jesús”!

Ahora podemos experimentar esta unión completa en nuestro corazón, entre el Espíritu del Dios Triuno y la Iglesia, como real y verdadera, de una manera humilde, y mansa, en paz y en reposo, en a cada momento de nuestros días cuando el espíritu vivificante es formado en nuestro espíritu.

Hermanos y hermanas, si Él y la Iglesia están vivos y reales en nuestro corazón, estos hacen parte de nuestra esencia.
Ellos hacen parte de nuestro cuerpo y son reales en nosotros. Tenemos esta Nueva Vida para vivir.

Hermanos y hermanas, tenemos que llegar a amar verdaderamente nuestro cuerpo, debido a todo lo que representa, especialmente cuando tenemos Cristo formado en nuestros corazones, si queremos verdaderamente crecer y producir fruto, para la Gloria del Espíritu del Dios Triuno.

De cierto somos un vaso de barro, pero podemos tenerlo revocante del espíritu vivificante de la Deidad. Juntamente con los Santos de todos los tiempos, cada uno en su grupo.

Podremos alcanzar esta meta, o nos secaremos y marchitaremos y seremos cortados del buen olivo donde fuimos insertados, solo para ser quemados, y para que entremos en el Reino de los Cielos solo por el fuego. Si entraremos solo como para el fuego, tendremos que servir en el atrio de la Nueva Jerusalén y nunca jamás delante del Espíritu del Dios Triuno.

O… podremos alcanzar a ser los Victoriosos, los Huiós del Espíritu del Dios Triuno, la Iglesia, la Esposa de Cordero, y todos juntos, partes de la Nueva Jerusalén con todos los Santos de todos los tiempos.
Podremos experimentar como Cristo, por medio del Nuevo Hombre, podrá arrancar el Reino del Espíritu de Dios de la garras de Satanás, y devolverlo al Espíritu del Padre Celestial, para que la Nueva Jerusalén toda, pueda disfrutar de la realidad espiritual y de la realidad física en toda la creación y tener el honor de servir al Espíritu del Dios Triuno cara a cara.

¿QUE TE PARECE Y QUE PIENSA HACER AL RESPECTO?

Armando Zanolla

Berlín el 15 de setiembre del 2014
Berlín el 15 de marzo del 2017
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