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LA VIDA DIVINA DEL ESPÍRITU DE DIOS EN MI CORAZÓN PURO

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LA VIDA DIVINA DEL ESPÍRITU DE DIOS EN MI CORAZÓN PURO Empty LA VIDA DIVINA DEL ESPÍRITU DE DIOS EN MI CORAZÓN PURO

Mensaje por Admin Dom Mar 12, 2017 9:58 pm

LA VIDA DIVINA DEL DIOS TRINO EN MI CORAZÓN PURO

En 1 Timoteo 1:5 se nos dice:

“El propósito de esta orden es el amor nacido de un corazón puro, una buena conciencia y una fe no fingida”.

En primer lugar el amor nacido de un corazón puro, implica, primeramente, un nuevo nacimiento, donde el amor Divino esté asociado y unido a este nuevo corazón que comienza a ver la Luz Divina y a experimentar el Espíritu de Jesucristo y Su Vida.

En segundo lugar, indica que el Espíritu de Jesucristo, tiene la necesidad de ser formado en esta persona, desechando por obra del Espíritu Sa nto, mediante la fe, toda su vanagloria para dejar penetrar en su corazón, el espíritu vivificante del Nuevo Hombre.

En tercero lugar, es que esta persona tiene que haber sido consagrada lavada y ungida por el Espíritu del Dios Triuno, como Huiós del Espíritu de Dios en su realidad.

No es nada sencillo tener un corazón puro, y es imposible, si no tenemos el Espíritu Santo, que hace en nosotros esta obra.

Durante la fase de la iluminación, el elegido se enfrenta a enormes conflictos internos. El iluminado tiene la iluminación del Espíritu de Cristo procesado (espíritu vivificante), que lleva a su mente natural, la Luz de la Vida del Espíritu del Padre, del Espíritu Unigénito del Hijo de Dios y el Espíritu del Nuevo Hombre (espíritu vivificante).

Es cuando el amor Divino toma el primer plano, en contraste al amor natural del iluminado, que se basa en los dictámenes de su mente de su voluntad, de sus emociones, sentimientos y de su conciencia natural.

Es por esto, que el Apóstol nos informa que el iluminado, necesita una mente pura, nacida de nuevo y que sus pensamientos se originen en el Espíritu de Jesucristo para poder progresar a tener formado el Espíritu, como parte del Nuevo Hombre en su experiencia.  
Necesita poder ser consagrado y ungido, dejando atrás, todo lo que se necesita dejar atrás, mediante una mente sumisa a la voluntad del Espíritu del Dios Triuno, mediante la Gracia y la fe en todo el “rema” del Espíritu de Jesucristo.

Un corazón que solo expresa la Luz y Vida del Espíritu del Padre, no es completo, se necesita también la Luz y la Vida del Hijo Unigénito de Dios, y que esta Luz y esta Vida, sea llevada en el nuevo corazón, por medio de la labor del Espíritu.

Pero es imposible recibir esta Luz, y esta Vida, si antes, la obra de redención, el lavamiento y unción, tenga hecho su obra en el iluminado por Gracia y por medio de la FE.

El necesita una FE completa y continúa, donde el creyente se encuentra en Cristo, y puede recibir todo lo que necesita para una vida Justa y Santa, siempre que se encuentre en completa Comunión con Él Espíritu de Dios.

El pecado necesita ser quitado de medio y hacer que este corazón, vuelva primeramente a su estado original en el jardín de Edén, y a partir de allí, llegar a hacer parte permanente de la familia del Nuevo Hombre, mediante la Vida y el Espíritu de Jesucristo, formado en todo su ser, posibilitando el hecho en su experiencia de estar formado en el grupo de la “Iglesia” del Nuevo Hombre como Huiós o como Neaniskos victoriosos del Espíritu de Dios.

La justificación y la redención no son suficientes, se necesita la plenitud de la Vida Espiritual Divina de Jesucristo en todos los que son parte de. la Iglesia en el Nuevo Hombre.  
Solo después de la justificación y la redención, el Espíritu del Dios Triuno, podrá depositar la Plenitud de la verdadera Vida Espiritual Divina en sus Huiós y Neaniskos, y hacer cesar el conflicto interno que despertó la iluminación Espiritual Divina.

Durante esta iluminación, el iluminado quiere seguir las directrices de esta Vida, pero su corazón está todavía oponiéndose al Espíritu de Jesucristo e imposibilitado de seguir Su Vida, debido a su disensión en la realidad de su vida en el Espíritu de Jesucristo y a toda la vanagloria que todavía vive en él.

No importa lo tanto que sus emociones quieran seguir esta Vida espiritual, o cuanto sea poderosa su voluntad en seguir los dictámenes de la Vida Espiritual Divina, intentando mejorar sus “virtudes”; sin la formación del Espíritu de Vida es imposible.
Antes o después el iluminado, siempre vuelve a su vómito, siendo esclavo del pecado.
Es un periodo de lágrimas y decepciones terriblemente dolorosas; es el tiempo que se des cadena un poderoso conflicto interno, que a pesar de las intenciones “buenas” del iluminado, estas están fundamentadas arraigadas en su vida natural, la de su “libre albedrio natural” que sigue la ley del conocimiento del bien y del mal.

Debido a este hecho, no se puede producir ningún acercamiento a la fuente de la Vida Espiritual Divina.

Esto lo expresa el mismo Pablo en Romano 7, en desarrollar el tema del poder de la Ley y de la Gracia.  En sus tiempos, antes de la cruz, o como niño en Cristo, Pablo estaba incapacitado en seguir los dictámenes de la Vida del Espíritu, y decía:

15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.

Pablo necesitaba, en su “presente histórico”, que su “cuerpo de muerte” fuera libertado. Como la única solución, aporta la Gloriosa obra de “Jesucristo Señor nuestro” a su favor y nuestro; por su muerte, resurrección, ascensión y glorificación, el “hombre miserable”, con “un cuerpo de muerte” que puede ser libertado experimentalmente en el momento Glorioso de la “Huiothesia”.

Esto incluye la redención que lo justifica, y un nuevo nacimiento, que hace, del iluminado un hijo justificado (Nepios o Teknón) del Espíritu del Dios Triuno.

De este estado de niño en Cristo, el Teknion del Espíritu de Dios, recién nacido, el Espíritu del Dios Triuno, provee para suministrarle Su Luz y Su Vida, para que un día, mediante la Gracia y la Fe, el Espíritu del Padre, el Espíritu del Hijo Unigénito y el Espíritu Santo, sea completamente formado en él, y ser considerado por medio de la Huiothesia, un Huiós del Espíritu del Espíritu del Dios Triuno, además de  herederos del Espíritu de Dios y coherederos con el Espíritu de Cristo procesado, en la Iglesia del Cuerpo de Cristo.

Con estos presupuestos, el Huiós del Espíritu de Dios es lavado y regenerado y ungido de tal forma, que el Espíritu del Dios Triuno, hacer fluir en él, en su Vida Espiritual, y más precisamente, en su espíritu, en su alma, en su mente, en sus sentimientos y emociones, en su consciencia y en su cuerpo, la Vida del Espíritu de tal forma que pueda ser vivificado en su totalidad, todo su ser y poder de esta forma glorificar a su Señor y Salvador en su Vida transformándose por obra del Espíritu Santo en un Vencedor.

Es por esto, que Pablo tenía dolores de parto, hasta ver que el Espíritu de Cristo procesado fuera formado, en los niños, redimidos y justificados  por la Plenitud de la presencia del Espíritu del Dios Triuno en sus espíritus.

La Vida Divina, no intenta mejorar el ser caído, lo entrega a “muerte”, para que pueda recibir una Vida Espiritual Nueva, nacida del Espíritu del Dios Triuno.

Hay otra interpretación de lo descrito antecedentemente y es que a pesar de la obra Espiritual Divina, los creyentes del Espíritu de Dios siguen teniendo un cuerpo no regenerado y sujeto al pecado en su vida de santificación.

Mientras por los niños en Cristo esto es una realidad, por el autor, se pretende anular o negar parte de la obra de Cristo, en la santificación, para que esta, se quede sin valor, para impedir a llegar al estatus de un Huiós del Espíritu de Dios.

Creyendo esta teoría, El Teknión del Espíritu de Dios, o Nepios, siempre, o antes o después, será llevado al pecado debido que la Vida Espiritual Divina, no puede obrar efectivamente en su cuerpo, debido a un “yo” que parece que no puede verse muerto debido a una FE nula.

Todo esto es por creer fabulas artificiosas, y a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.

La Verdad Espiritual Divina y la Vida Espiritual Divina, han provisto una obra completa, en el ser apartado por Dios, para que su comportamiento, pudiera efectivamente, en su experiencia, tener un cambio efectivo, desde los ídolos al Espíritu del Dios Triuno, con el fin de poderlo Glorificar con su conducta, expresada por la Vida del Espíritu del mismo Dios Triuno, formado en él.

Esto, según el autor, es la Verdad y la Vida, provista al hombre por el Todopoderoso. Un hombre que plenamente contiene al Espíritu del Dios Triuno en todo su ser haciéndolo apto de participar de la Iglesia en el Nuevo Hombre.

Desde luego el autor admite que, por lo expuesto, hay un proceso necesario, desde el estado de ser Nepios, pasado a experimentar la Justicia como Neaniskos, hasta a experimentar la Justicia y la Santidad como Huiós del Espíritu de Dios y ser conocidos como fue concebido antes de la fundación del mundo.

Tenemos que aceptar que existe de hecho una jerarquía desde los niños en Cristo a los Neaniskos y del estatus de estos, al estatus los Huiós del Espíritu de Dios (¿No la hay de hecho jerarquías, en nuestras iglesias, no la hay en los Ángeles?)

Es por esto que nunca da derecho a un Teknión o Nepios, de seguir en su vida carnal toda su vida. Jesucristo y el Espíritu Santo. no vinieron solo para salvar al hombre, vinieron para edificar su Iglesia.

La Vida Espiritual del Dios Triuno, puede proveer Plenamente en esta transición, hoy y ahora, pero el Espíritu de Dios Triuno quiere nuestra participación, en el sentido, que nuestra voluntad, no tiene que ser antagonista a sus propósitos, más tiene que dejar a la Vida Espiritual Divina, poder expresarse libremente en él niño en Cristo con toda mansedumbre y humildad mediante la Gracia del Espíritu de Dios y la fe.

El Teknión tiene que enfocarse exclusivamente mediante la FE, en la obra de Cristo, que el Espíritu de Dios le ha dado, para derrumbar toda barrera, todo velo, toda doctrina, todo pre concepto; el nefios tiene que creer lo que es, donde Cristo lo ha puesto y lo que llegará a ser en su experiencia.

Tiene que creer en la Luz que está recibiendo, la cual es poder en él, para poder Glorificar siempre al Señor, en total unión como Huiós, y total Comunión con el Espíritu del Dios Triuno, hasta que Este, pueda terminar de hacer fluir Su Vida Espiritual en él.

Esta Vida Espiritual, está formada Plenamente, en todos los Huiós consagrados y ungidos, para hacer toda obra, preparada de antemano, por el Espíritu de la Deidad, y ejecutada por el Huiós, mediante la Vida Espiritual del Dios Triuno en la realidad de su experiencia ahora y para siempre

En Juan 14:6 el Señor Jesús dijo:

6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Después añadiendo en Juan 14:10 dijo:

10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Cristo creía espiritualmente que el Espíritu del Padre en su economía y hablaba y obraba por medio de Él.
Creía firmemente que el Padre estaba formado en él y él en el Padre, en una unidad perfecta.

Esto precisamente, tiene que experimentar el Huiós del Espíritu de Dios, en todo lo que hace, con la premisa que el Huiós hace parte de la economía del Espíritu del Nuevo Hombre, y no es en Su unidad, en ningún modo el Dios Triuno, ni nunca lo será. El solo hace parte del Nuevo Hombre, Él Espíritu de Dios es también parte del Nuevo Hombre en un Espíritu Corporal y Corporativo.

Esta tiene que ser su realidad. Tiene que creer como en su más real realidad, la Vida del Espíritu del Dios Triuno, es la misma Vida Espiritual Divina del Padre, del Hijo y del Espíritu y que esta Vida es lo que tienen recibido todos los creyentes en su corazón, como parte de la economía del Nuevo Hombre y que este corazón está puesto en la Iglesia del Cuerpo de Cristo para poder experimentar la Plenitud de Su Justicia y Su Santidad en su realidad de vida.

Podemos así decir que no solo hemos recibido esta Vida Espiritual, más que tenemos como Huiós, recibido el Espíritu del Nuevo Hombre en nosotros, el cual desea poderse expresarse con todo Su poder en nosotros, en nuestros cuerpos como la Iglesia del Espíritu de Dios con sus Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Maestros y Pastore los cuales son los elementos esenciales para el crecimiento de la Iglesia, juntamente con el Espíritu Santo de Dios debido a la obra de lavamiento y Unción proveída por la obra de Jesús.

No hay límites: la Justicia, la Santidad, los milagros, las sanidades, las lenguas y las interpretaciones de la lenguas todo es posible en el Espíritu formado de Jesucristo pero lo más importante es la formación de los Teknión en Justicia y Santidad.

Todo esto ha sido permitido en la economía del Espíritu del Dios Triuno, desde la eternidad para los Huios, Neaniskos y Teknón del Espíritu de Dios.

Cuando tenemos el Espíritu del Dios Triuno formado en nosotros, como nuestra Vida Espiritual Divina, podemos andar en esta Luz, porque Él es Luz.

Ya no queremos y no podemos ser carnales si el Espíritu es Formado en nuestro espíritu, debido que en el Espíritu del Dios Triuno, no hay carne débil, más la Verdad, la Luz y la Vida Espiritual, que puede someter mediante una voluntad sumisa, mansa y humilde, a todo el cuerpo, en la medida de la Gracia recibida mediante la Fe en la Palabra del Espíritu de Dios.

Él es el Espíritu de Vida y poder en nosotros, Él es el Espíritu del Dios Trino en nosotros. Es por esto motivo, que todo depende de nuestra calidad de FE y de nuestra comunión pura .

El Espíritu del Dios Triuno, ha dado a los iluminados, FE suficiente para creer Espiritualmente en toda Su obra, para que Él pueda libremente expresarse en nosotros, debido que lo contenemos en la totalidad de nuestro espíritu.
Cuando la Vida Espiritual del Dios Trino se expresa, totalmente formada en nosotros, puede expresar en nuestro espíritu todo el fruto del Espíritu; no puede ser diferente.

Todo esto es posible, no solo debido a nuestra justificación, “nosotros en el Espíritu de Cristo”, más esta situación nos lleva a tener el “Espíritu del Dios Triuno en nuestro espíritu de formado en Él”.

Él es el Espíritu del Dios Triuno, y en Él está la Luz y la Vida Espiritual Divina. Esta Vida, está formada, en todos Sus Huiós, Neaniskos o Teknón en varios grados.

Sin el Espíritu del Dios Triuno, formado en nosotros, “Dios en nosotros”, no podemos estar completos en Él para hacer parte de la Iglesia en el Nuevo Hombre.  
Por esto, tenemos que aceptar al Espíritu del Dios Triuno, “en nosotros” y que Este, sea “totalmente formado” para poder experimentar la total realidad de la Iglesia en el Nuevo Hombre.
De otro modo, nadie podría conocer al Espíritu del Dios Viviente, y hacer parte de su familia. En Efesio se dice:

12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Y en 1 Jn. 5:12 dice:

12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

A pesar que en el Espíritu del Dios Triuno, está la Vida, él no puede impartirla directamente. Él no puede proceder a impartirla directamente. Lo hace por medio y por obra de Su Espíritu. Dice en Juan 6:63:

NIV 63 El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida.

Y en 2 Co. 3:6 dice:

NIV 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, más el Espíritu vivifica.

El Espíritu vivifica nuestro ser, mediante la Vida Espiritual del espíritu vivificante en nosotros. En 1 Co. 15:45 dice:

45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

“El Espíritu del Padre, del Hijo y del Espíritu en el Nuevo Hombre, es ahora el Espíritu Vivificante”, y lo conocemos como el Postrer Adán con todos sus Huiós, Neaniskos del Espíritu de Dios.

Debido que su posición actual está en la Nueva realidad Espiritual del Nuevo Hombre, y como Espíritu, puede Vivificar con poder, al niño en Cristo, hasta que, el Espíritu del Dios, sea totalmente formado en él como predestinado antes de la fundación del mundo parte de la Iglesia.

En Juan 14:17 dice:

17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Siguiendo en el v. 18 dice:

18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Dándonos entender que el Espíritu Glorificado de Jesucristo, el Hijo encarnado, es el Espíritu que iban a recibir todos los niños en Cristo como arras, en el momento de ser insertados en el grupo de los Teknión en Él, en el momento de creer en Él.

¿Para qué? Dice en Ro. 8:11;

11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

El Espíritu del Nuevo Hombre, no solo vivifica nuestro corazón, también vivifica nuestros cuerpos, por el poder y Autoridad que el Espíritu del Dios Triuno tiene en nuestro espíritu.
Él Espíritu Divino es el medio por el cual experimentamos la Vida Espiritual Divina formada en nosotros, ahora y en esta tierra, y seguiremos experimentándola en las esferas celestiales en la eternidad.

El hombre es la única criatura sea en la tierra que en el cielo que puede contener la esencia del Espíritu del Dios Triuno en todo su espíritu.
Esta prerrogativa es la que promovió la sedición de Lucero. Es triste que el hombre reúse recibir esta prerrogativa, que tanto esfuerzo produjo el Espíritu del Dios Triuno para hacerla nuestra realidad, incluso al costo de perder temporáneamente a Su Reino.

Hermanos y hermanas, os suplico, creer en la obra del Espíritu del Dios Triuno, que lo dio todo para crear un ser que lo podía contener de manera voluntaria.
Desechar toda vanagloria por medio de la FE en Su obra, y permitir el Espíritu del Dios Triuno de contener todo nuestro ser, en Ágape, humildad y mansedumbre.
Que tengamos siempre claro, que solo somos el producto de Su economía. El Espíritu del Dios Triuno, nunca quiso hacernos Dioses, solo hombres que se expresan en manera Corporativa, bajo el Espíritu del Postrer Adán.

UNA COCIENCIA BUENA Y PURA

En 1 Timoteo 3:9 se nos dice:

“Que guarden el misterio de la fe con una conciencia pura”, y 2 Timoteo 1:3 comienza diciendo: “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis antepasados con una conciencia pura”.

Una mala conciencia, es una conciencia separada del Espíritu de Dios.
Una buena conciencia es una conciencia que puede tener un niño en Cristo.
Una conciencia “pura” es una conciencia donde fluye la Luz y la Vida increada Espiritual de la Deidad formada, en un Huiós del Espíritu de Dios, haciendo las obras que el Espíritu de Dios tiene preparado para sus Huiós.

Una conciencia pura, se tiene siempre que expresar, en un presente continuo, debido que es nuestra realidad de vida. Esta es la marca del Espíritu.
Esto es Vivir, llenos del Espíritu Santo, en un estado continuo, debido que contenemos el Espíritu del Dios Triuno y estamos en Él formados.

La Vida Espiritual del Dios Trino, tiene que expresarse sin parar, para que Su Espíritu pueda Glorificarse en todos Sus Huiós sin pausa.

Él Huiós que tiene un corazón “puro”, tiene una conciencia “pura”.

El Huiós del Espíritu del Dios Triuno, es llamado a Su servicio y solo él lo puede hacer, mediante su corazón “puro”, y una conciencia “pura”, como un Huiós del Espíritu Nuevo Hombre.

De otra forma el servicio, es el servicio a nuestra propia mente, a nuestra propia voluntad natural, de nuestra vanagloria y de nuestra arrogancia; este servicio, se llama también, un “servicio carnal” y nos es más que un trapo de inmundicia, bajo la dirección del espíritu de Satanás.

Toda obra que tenga más valor, por nosotros, que el Espíritu de Dios, pertenece a una conciencia que podemos considerar del punto de vista humano como  “buena”.

Una buena conciencia no llamarás la atención al individuo, pero esto no quita que sus obras, sean trapos de inmundicias. Su fin siempre es la muerte.

Predicar el evangelio con absoluta consistencia, escribir buenos estudios bíblicos, preparar buenos sermones, llevar un buen liderazgo en una iglesia, son todas buenas obras, pero cuando estas obras, tienen su origen en nuestra mente y no en el fluir de la Luz y de la Vida Espiritual del Dios Trino, solo son trapos de inmundicias, solo producen vanagloria y muerte porque proviene del árbol del conocimiento del bien y del mal debido a una falta de comunión pura con el Espíritu de Vida.

Nuestra conciencia, solo será una buena conciencia, pero no una conciencia pura, que es la única que puede servir en el Espíritu del Nuevo Hombre en el lugar donde somos insertados.

Para tener un corazón puro, primeramente, tenemos que conocer en que consiste un corazón. Esto se nos los revela Mateo e los siguientes vs.

R60 Mat. 9:4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

R60 Hechos 11:23 Éste, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.

R60 Heb. 10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

El corazón está compuesto por la mente, la voluntad, las emociones los sentimientos, la conciencia, la intuición y la comunión; por el espíritu y por el alma.  

Cada parte de nuestro corazón tiene que estar puro. Cuando todas nuestras partes del corazón son puras, entonces es cuanto tenemos un corazón puro y nuestra conciencia también será pura, debido que hace parte de nuestro corazón, más precisamente de nuestro espíritu.

Es importante examinarnos con meticulosidad, pero tenemos que dejar al Espíritu que nos pruebe, y que nos juzgue, para que no revele nuestra verdadera condición, sea en la mente, sea en la voluntad, sea en las emociones o sentimientos, sea en  la conciencia, intuición y comunión.

Él siempre evidencia cualquier forma de vanagloria en nosotros mediante todas las circunstancias de nuestra vida. Él quiere que esta, sea desechada, mediante la FE en la obra de Cristo, para que Él pueda avanzar en nuestro corazón, para que se forme el espíritu vivificante en todo nuestro corazón.

Nuestra mente, puede tener una variedad de pensamientos y si el Espíritu nos revela, que algunos de ellos, tienen su origen en nosotros, tendremos la certeza que nuestra mente nos está pura y sabremos lo que tenemos que desechar. Si nuestra mente no se enfoca en lo que está haciendo tiene el fin de hacer crecer el espíritu vivificante en nuestro espíritu para la Gloria del Espíritu de Dios sabremos que nuestras acciones provienen de nuestro libre albedrio natural.

Solo si nos examinamos detalladamente, podremos beneficiarnos de este juicio. Nuestros pensamientos tienen que ser los de la Vida Espiritual Divina, que se expresa en nosotros en todo momento. El Espíritu de Dios, debe tener su primacía en todo nuestro ser siempre, en todo momento.
No puede haber lugar en nuestro corazón las actividades de nuestra savia antigua y de lo que nos propone el mundo; todo esto tiene que ser desechado mediante la FE en la obra de Cristo y el Poder y Autoridad del Espíritu de Jesucristo donde estamos insertados y de donde recibimos de él el espíritu vivificante.

Nuestra voluntad está haciendo toda clase de actividades durante el día. Estas actividades tienen que expresar la Voluntad de la Vida Espiritual de Dios en nosotros, y nosotros en Él.
Él tiene que tener la primacía en nuestra voluntad, en todo momento, para que esta, pueda desechar por la Gracia y mediante la FE, todo lo que su Luz nos revele.

Nuestra conciencia está influenciada por la labor de nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras emociones y sentimientos.  
Solo cuando todo se origine en Espíritu del Dios Triuno, nuestra consciencia será pura.
Esto solo es posible si toda nuestra vanagloria ha sido desechada de nuestro corazón todavía natural, mediante la Gracia y por fe y remplazada por la Plenitud de la esencia del Espíritu del Dios Triuno en nuestro espíritu.

NO PODEMOS SERVIR AL ESPÍRITU DEL DIOS TRIUNO CARA A CARA, SIN SER PUROS EN TODO NUESTRO CORAZÓN Y EN TODO MOMENTO.
SI NUESTRO CORAZÓN NO ES PURO, SERÍA QUEMAR FUEGO EXTRAÑO DELANTE DE ÉL, CON TODAS LAS CONSECUENCIAS.

LA VIDA DIVINA DEL DIOS TRIUNO EN MÍ
(Segundo testimonio de Armando Zanolla)

"Debido que estoy en el Espíritu del Nuevo Hombre, del Postrer Adán y que el Espíritu de Jesucristo, ESTÁ FORMADO en mí, mi esperanza está en parte permanente en la Iglesia en el Nuevo Hombre. Mi esperanza es parte de Su Gloriosa Iglesia, en la Nueva Jerusalén, la Novia del Cordero, la Esposa del Cordero, mi esperanza es hacer parte de los Vencedores, que harán fila en el primer arrebatamiento de todos los Huiós y Neaniskos del Espíritu del Dios, los cuales entregarán el Reino perdido de Dios, al Espíritu del Dios Padre juntamente con Jesucristo.

En mí, habita corporalmente, toda la Plenitud del Espíritu que mi espíritu pueda contener, según la Gracia recibida y mediante la FE en el Huiós Unigénito y Primogénito de Dios, que es el Espíritu del Hijo para ser sobreedificado.

Mi esperanza es ser un Glorioso Huiós del Espíritu de Dios, elegido por Él, antes de la fundación del mundo y en el tiempo, ya apartado por Dios, desde el vientre de mi madre para poder un día contener, toda la esencia del Espíritu del Dios Triuno, según Su voluntad en mi espíritu.

La Vida del Espíritu de Jesucristo, fluye en mí, en cada instante de mi vida, y al mismo tiempo de mí, ha salido y salen, todos mis conceptos y mis vanidades, de todo lo que representa al hombre natural, dejando campo libre a la Vida Glorificada de Cristo para que avance y se sobreedifica en mi corazón.
He sido crucificado sepultado, resucitado lavado y unido por obra del Espíritu Santo y ascendido en el cielo, juntamente con el Espíritu de Jesucristo,  en los lugares celestiales.

Mi esperanza es ser un Huiós del Espíritu de Dios, parte permanente de su familia, con todos los derechos a una herencia incorruptible reservada por el Espíritu del Dios Triuno, en los cielos, y en la tierra, para el Nuevo Hombre.

Ahora confío plenamente de ver terminada la obra que el Espíritu del Dios Triuno comenzó en mí, que es de ser transformado a la imagen y semejanza del Espíritu del Dios Triuno, de la misma forma que Él me conoció antes de la fundación del mundo para buenas obras a favor del mi próximo.

Como Huiós, o por vida o por muerte, seré arrebatado, para hacer parte de la Iglesia en el Cuerpo del Espíritu del Nuevo Hombre, para sojuzgar Su Reino y ejerced dominio sobre la tierra, juntamente con el Espíritu de Jesucristo.

Que el Espíritu del Señor haga abundar su Verdad, su Vida, y su Espíritu, en esta carta, mediante Su sobreabundante Poder y Autoridad, a todos los que la lean, para que la fe abunde, y se multiplique y que todos puedan participar plenamente en los planes que el Espíritu de Dios Triuno, tiene para cada uno de nosotros".


¿QUE TE PARECE Y QUE VAS A HACER AL RESPECTO?

Hermano Armando.

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